Páginas

sábado, 5 de abril de 2014

"En la boca del miedo", un clásico del cine de terror de John Carpenter, que homenajea a Stephen King y a H.P. Lovecraft


Título original: In the Mouth of Madness. Año: 1995. Duración: 95 min. País: Estados Unidos. Director: John Carpenter. Guión: Michael De Luca. Música: John Carpenter, Jim Lang, Dave Davies. Fotografía: Gary B. Kibbe. Reparto: Sam Neill, Julie Carmen, Jürgen Prochnow, Charlton Heston, David Warner, John Glover, Frances Bay, Wilhelm von Homburg, Kevin Rushton, Katherine Ashby, Marvin Scott, Hayden Christensen, Kevin Zegers. Productora: New Line Cinema. Género: Terror.


Dos décadas después de haber visto por primera vez esta película,  -aun recordaba con estremecimiento algunas de sus imagenes-, he vuelto a verla. Y para mi gusto sigue siendo una de las mejores películas de terror de los últimos años, todo un clásico, a pesar de que apenas cubriese costes y que en su momento pasase bastante desapercibida en la taquilla. Intentaré explicar por que es una de mis películas favoritas. La película  es, en primer lugar,  un claro homenaje a dos escritores claves del género como son Stephen King y Howard Philips Lovecraft. El primero es al igual que Sutter Cane un  prolífico y famoso escritor de best-sellers de terror cuyas novedades esperan miles de aficionados. Además algunas de las escenas e imagenes parecen sacadas de algunos de sus relatos y novelas. Como no recordar, por ejemplo, "Los chicos del maíz" cuando vemos a los siniestros niños que aparecen en el maléfico pueblo de Hobb´s End. Lovecraft, creador del cuento materialista de terror moderno, provee de referentes al universo terrorífico de la película, con sus monstruos  primordiales  que atravesando las dimensiones o arrastrándose desde los abismos más insondables inspiran un horror preternatural en quien los siente cerca. El título original de la película, además, de ser mucho más cercano a lo que cuenta la cinta es también un guiño  al título de una de las obras del genio de Providence, "En las montañas de la locura", aunque la traducción al castellano de "Madness" se haya variado un tanto sustituyendo la palabra locura por miedo. 

En mi opinión, "En la boca del miedo" es sin duda una de las mejores, sino la mejor película del veterano John Carpenter, autor de un buen número de películas de género, -aunque también ha tocado otros estilos y géneros-, entre las que destacan "La niebla", "La cosa", "Christine", "Golpe en la pequeña China", "Asalto a la comisaria del distrito 13", "Starman", "Viven", "El pueblo de los malditos", "El príncipe de las tinieblas", "Fantasmas de Marte", "Vampiros", etc, En ella se juega hábil, yo diría que magistralmente con la confusión que se puede producir entre lo que uno cree que es real y lo imaginario. La ficción y la realidad (y la ficción dentro de la ficción) se combinan y confunden a lo largo de toda la película, hasta el punto de no saber cuando comienza una y termina la otra. 

El protagonista,  John Trent, un agente de seguros,  busca por encargo de una gran editorial a Sutter Cane, un escritor de novelas de terror que aparentemente ha desaparecido. Al mismo tiempo comienzan a suceder extraños hechos violentos, lectores de Cane que se convierten en esquizoides agresivos. Al principio John cree que todo es una estrategia de marketing para vender más pero pronto descubrirá la terrible verdad. Acompañado de una trabajadora de la editorial, Linda Styles, interpretada por una inspirada Julie Carmen,  llegará a Hobb´s End, un pueblo que parece la entrada  a un mundo de pesadilla y de locura. La cinta cuenta con escenas de gran fuerza e impacto visual que se quedan grabadas en la memoria como esa carretera que  debería conducirle hacia la cordura y que le conduce invariablemente al mismo punto ( El capítulo "Welcome to Westfield" de Fringe, que vi el pasado año, me recordó precisamente a ese pasaje de esta película  en la que Trent parece atrapado en una especie de bucle espacio temporal infinito, del que  no puede salir). 

Otras imagenes inolvidables son la de  esos extraños ciclistas con los que se encuentra de noche al entrar en el pueblo con ese irritante crepitar de la cartulina rozando contra los radios de sus bicicletas, o los niños corriendo mientras vemos en un primer plano un cuchillo lleno de sangre, o los doberman persiguiéndole en una infernal jauría, o el cuadro del hotelito del pueblo  donde los protagonistas parecen cobrar vida, o la viejecita del hotel que es en realidad una de las terroríficas y lovecrafianas criaturas, la terrorífica transformación de Linda y tantas y tantas imagenes, muchas de las cuales sugieren más que presentar directamente la cara del horror.

El guión de Michael de Luca está perfectamente construido, no decayendo el interés y la atención en lo que pasa en ningún momento del metraje. La interpretación de Sam Neill como John Trent es magnífica, la mejor que le he visto en su carrera. La película cuenta, además con una pequeña interpretación de Charlton Heston en el papel  de editor de Crane. La película tiene varias lecturas, no solo la más evidente que habla sobre nuestros terrores primigenios y la confusión entre la realidad y la ficción sino otras como el juego entre el relato escrito y el relato fílmico ( la literatura y el cine), el poder de estos medios sobre la psique de las masas, su proyección como reflejo de la ficción (la literatura) y la realidad (el cine), aunque nunca sepamos bien donde termina una y empieza la otra. Donde otras películas muestran esta no solo muestra sino que sugiere espoleando la imaginación del espectador. Carpenter se nos revela aquí como un hábil narrador  que no necesita de fuegos de artificio para mantener el interés del espectador.

La película aterroriza sin necesidad de acudir al gore o a los "sustos del tren de la bruja". El verdadero terror en esta película surge del miedo a franquear esa estrecha frontera que existe entre la cordura y la locura, borde o frontera en la que Carpenter se mueve como pez en el agua y con la que juega a lo largo de todo el metraje. ¿qué es  real y que no lo es? Empezamos con un Trent descreído que a medida que avanza la trama va siendo engullido por la propia y terrorífica ficción. El final es terrible. Asistimos junto con Trent a la exhibición de una película, en un cine vacío, la película está basada en el libro de Cane, es la película  que acabamos de ver: "En la boca del miedo". 

Trent ríe y ríe sin cesar como si estuviese loco al ver cada una de las escenas que hemos estado viendo nosotros, o sea al ver la película, para terminar llorando desconsoladamente por su triste destino. A lo largo de buena parte de la película no sabemos de verdad si Trent está loco o no.Yo sinceramente creo que no. Para mí esas lágrimas desconsoladas son la muestra más clara de la impotencia y desesperación de una persona totalmente cuerda en un mundo de locura. La película está llena de detalles irónicos, crueles, perversos que la hacen diferente y autentica. Es una delicia verla.

Calificación:

No hay comentarios:

Publicar un comentario