Ayer por la noche finalizó la séptima temporada de "Juego de Tronos". Ha sido la temporada más corta de todas, con tan solo siete episodios frente a la decena tradicional. Algunos la han calificado de previsible pero es que a estas alturas de la película, como quien dice, cuando toda la historia se encamina hacia el final, es difícil no caer en lo previsible y yo diría que en lo esperado y deseable, salvo que se quiera dar un brusco volantazo, un giro de guión imprevisible y al final no contentar ni a tirios ni a troyanos. Si que es verdad que el ritmo es trepidante, que los viajes que antes costaban largas semanas, capítulos y temporadas hoy se despachan en un "plisplas", como el viaje del Dragón y Daenerys más allá del muro, en el penúltimo episodio de esta temporada, pero bueno, en el mundo fantástico de Poniente, se puede permitir, a veces, alguna licencia que para nada empaña el resultado, al contrario.
Siempre habrá puristas que pongan en duda la coherencia y consistencia de la serie, pero el hecho es que la temporada ha sido más rápida, entretenida y espectacular que nunca. Si que es verdad que puede que alguna salvación "in extremis" fuese poco creíble, como la de Jon Nieve en su lucha contra los espectros o que alguna escena clave requiriese de algo más de desarrollo, como el encuentro amoroso entre Jon y Daenerys del último capítulo pero es lo que hay. El tono reflexivo y discursivo típico de las primeras temporadas, en la que se notaba la base literaria de Martin, se ha visto superado por la acción más palomitera, en le buen sentido de la palabra, en la que los guionistas han tenido que volar por libre, imagino que con el esporádico asesoramiento del autor.
En esta temporada, inolvidable, recordaremos la venganza de Arya contra los Frey o la llegada de Daenerys a Rocadragon, (inolvidable San Juan de Gaztelugatxe) en ese primer capítulo introductorio, o la derrota de las aliadas de la rubia platino en el siguiente, las Arena de Dorne o Olenna de Altojardín, el hogar de los Tyrell. Asistiremos, en el tercer episodio, al encuentro no exento de tensión de Dany y Jon, aunque esa tensión se trocará pronto en la típica tensión sexual no resuelta, la venganza de Cersei Lannister contra Ellaria Arena, el regreso de Bran Stark, que se ha convertido en el nuevo "Cuervo de los Tres Ojos" a Invernalia así como de su hermana Arya. El cuarto episodio nos traerá una de las batallas más espectaculares, la derrota, sin paliativos, del ejército Lannister a manos de las fuerzas combinadas de dragones y dothrakis, unas escenas que difícilmente olvidaremos.
En el quinto, Daenerys impartirá ejemplo o justicia, incinerando literalmente a los Tarly, a pesar de los consejos en contra de Tyrion Lannister, la mano de la Reina Plateada. Mientras, Meñique, en Invernalia seguirá sembrando la inquina y la desconfianza por doquier, esta vez entre las hermanas Stark, con una inoportuna nota desenterrada de años atrás. En el sexto asistiremos al viaje casi suicida de una extraña compañía de hombres en otros tiempos enfrentados (Tormund, el Perro y otros integrantes de la Hermandad sin Estandartes como Beric y Thoros, asi como Jon, Jorah Mormont, Gendry) una misión suicida como es la de internarse en los dominios de los Caminantes Blancos y capturar un Muerto Viviente para demostrar al mundo que la amenaza es real y que su derrota debe ser prioritaria. Solo la intervención providencial de Daenerys con sus dragones evitará la muerte de nuestros héroes, aunque sea a costa de que uno de los dragones, Viserion, se convierta en otra cosa, una insuperable Némesis, por el Señor de la Noche.
El último capítulo de más de 80 minutos reunirá a los antiguos enemigos, -la tensión se cortaba con un cuchillo-, en Pozodragón, a la afueras de Desembarco del Rey, donde Cersei comprobará la espeluznante cara de la amenaza, al enseñar El Perro al muerto viviente que la heróica compañía trajo de más allá del Muro. Habrá una aparente alianza para luchar contra este terrible enemigo pero ya sabemos como se las gasta Cersei, pues para ella todo ha sido una estratagema para acabar con sus enemigos. Su hermano y amante, Jaime Lannister, decidirá finalmente abandonarla y todo parece indicar que encaminará sus pasos al Norte. En Invernalia, Lord Baelish, Meñique, recibirá su merecido tras descubrirse públicamente todos sus crímenes y complots. La ejecutora será, como no, la eficiente y letal Arya.
Casi en paralelo se nos muestran dos escenas, por un lado, Bran confiesa a Sam, -que acaba de regresar de la Ciudadela-, que Jon es hijo legítimo de Lyana Stark y Raegar Targaryen y que su nombre es Aegon Targaryen y por lo tanto el legítimo heredero del Trono de Hierro y por otro lado asistimos a la esperada escena de cama de Jon y Daenerys, muy poco aprovechada, desde el punto de vista de la trama. Lo que son las cosas, resulta que este par son tía y sobrino, pero bueno dada la poca importancia que le dan en estos mundos de Dios...al tema carnal-familiar, sobre todo cuando hemos visto la clara relación incestuosa de Cersei y Jaime Lannister parece que ese pequeño detalle no importará demasiado.
El final es apoteósico, con Viserion, el dragón ahora pilotado por el Rey de la Noche, derribando el Muro, la gran barrera que separaba al mundo de los vivos y de los muertos. El fin se acerca, pero eso bueno, lo veremos en la octava y última temporada. Seis episodios nos separan del final. La espera se hará larga, probablemente el final se demore hasta finales de 2018 o principios de 2019. ¿El final?. Todos esperamos la derrota del ejercito de los muertos, la derrota de Cersei y solo nos quedan grandes y pequeños cierres de nuestros familiares personajes, ¿quien gobernará?, ¿Jon/Aegon y/o Daenerys o ambos dos?, ¿qué pasará con las hermanas Stark, Bron, Jaime, Tyrion, Brienne, El Perro, Tormund, (si no han muerto), los hermanos Greyjoy de las Islas del hierro y su odioso tio, Euron, Jorah, Valys, Melisandre, Gendry, Gusano Gris y Missandei y tantos otros que después de casi 8 años se nos han hecho tan familiares?. La solución dentro de 13 o 18 meses.
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