El pasado 9 de abril se estrenó la segunda temporada de Outlander. La serie ha cambiado de escenario, pasando de las agrestes highlands escocesas a la refinada corte de Versalles. El matrimonio Fraser intentará cambiar el pasado, frustrando el levantamiento jacobita y la posterior y terrible batalla de Culloden en la que los escoceses fueron derrotados a manos de los ingleses que acabaron con el sistema de los clanes y la represión de la mayoría de las manifestaciones culturales de las Highlands como el gaélico y el kilt. Para ello se infiltrarán en la corte de Versalles donde reside también el príncipe Carlos Eduardo Estuardo, hijo de Jacobo III a quien intentarán convencer de que frene la rebelión jacobita. Veremos a nuestros protagonistas lucir vistosos y coloristas ropajes muy alejados de las austeras vestimentas de las tierras escocesas. Conoceremos las extravagantes, y en ocasiones ridículas, formas de comportarse de una nobleza francesa que, en pocos años, vería peligrar, y además en sentido literal, sus cabezas.
La serie mantiene su altísimo nivel, tanto a nivel literario, como en el desarrollo de los personajes y sobre todo en su impecable diseño de producción. Magnífico París recreado en la Praga actual. Su estancia en Francia no será un viaje de placer para Jamie y Claire. A Jaime le persigue el traumático y reciente pasado de su brutal violación a cargo de Jack Randall, el Negro, lo que en ocasiones dificultará su relación marital con Claire y eso que todavía desconoce que el odioso villano no ha fallecido. Cabe señalar que esta temporada comenzó, no obstante, con el regreso de Claire a nuestro tiempo, bueno a 1947, embarazada de Jamie, tras dos años de ausencia de ese, su mundo, su tiempo. Y de ahí en un enorme flash-back empezamos a conocer sus andanzas en el París de la segunda mitad del siglo XVIII que es lo que en esta temporada se narra. Outlander se ha ganado con todo merecimiento todas las nominaciones y premios a que ha sido acreedora hasta el momento, teniendo además que luchar contra la descalificación fácil y el prejuicio de algunos que la han denostado tan solo por ser la fiel adaptación de una saga literaria romántica de éxito. 
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