Acabo de terminar esta serie francesa de ciencia ficción de 6 episodios en Netflix y solo puedo decir una cosa: que me ha gustado y mucho. La producción es de 2017 y son sus creadores Patrick Benedek y Claude Scasso. A diferencia de la serie "Altered Carbon" que ví a principios de este año y que tengo pendiente de comentar, esta serie francesa nos hace reflexionar sobre demasiadas cosas: la búsqueda de la inmortalidad o el deseo humano de perserverar cueste lo que cueste y caiga quien caiga, el tráfico de cuerpos, el poder de la iglesia sobre las mentes y las conciencias sobre este y otros temas, la corrupción en los cuerpos policiales y otros estamentos sociales y políticos, la doble moral de perseguir en público lo que se practica en privado, el fanatismo extremista, etc. Pero es que además el tema de los transferidos tiene muchas lecturas: se puede leer en clave social actual o pasada, con la criminalización de determinados grupos: quitemos a los transferidos y pongamos otros colectivos, los judíos señalados con la estrella de David, el actual fenómeno de la inmigración que es concebido como una amenaza por un amplio sector de la población, etc. Son demasiados los temas planteados en una trama que resulta adictiva y absorbente desde el primer momento.
Ambientada en un futuro próximo pero tecnológicamente más avanzado, tiene algunos rasgos de thriller policial y político y también de distopía, con esas pantallas públicas enormes invitando a la delación a la ciudadanía ante la menor sospecha, (pues nadie conoce a priori quien puede ser un transferido), y ese cuerpo policial de intervención rápido llamado BATI al que veremos adscrito a nuestro protagonista. Y es que todo empieza cuando Florian disfruta de sus vacaciones, junto a su familia, navegando por el Mediterráneo y sufre un accidente que le hace caer en coma. Pasan cinco años y su mujer decide realizar una transferencia del alma, conciencia o memoria de su marido en el cuerpo de un policía de la BATI, Sylvain, herido en un tiroteo, de forma que cuando Florian despierta se encuentra en un cuerpo y en una vida que no es la suya, con una relación amorosa de la que no se acuerda y un nuevo comportamiento muy diferente al anterior inquilino del cuerpo. La BATI es una unidad policial de intervención especial dedicada a la caza de transferidos. En tiempos las transferencias con fines terapeúticos estuvieron permitidas pero hoy en días todas las transferencias están terminantemente prohibidas.
Para la esposa de Florian no resultará fácil habituarse al nuevo cuerpo de su marido. Para Florian no será fácil hacerse a su nuevo cuerpo y prescindir de su vida anterior, su familia, sus hijos y desarrollar un trabajo muy alejado del suyo de policía pues era ebanista. Florian parece y es mucho mejor persona que Sylvain, no comparte el comportamiento extremista de alguno de sus compañeros de armas, no responde a los requerimientos de su compañera y novia del inquilino anterior y poco a poco irá desentrañando una enrevesada trama de transferencias ilegales en la que están implicadas algunas personas con contactos en los niveles policiales y religiosos. El protagonista es un héroe a su pesar, alcanzando mayor estatura moral cuanto más tiempo transcurre e influyendo positivamente en quienes le rodean. Pero a medida que la trama avanza aumentan los riesgos y peligros, pues en ocasiones la transferencia puede corromperse al aflorar la personalidad del antiguo inquilino y el sujeto convertirse en un asesino psicótico.
Esta serie es también un drama sobre la identidad y hasta que punto somos una equilibrada combinación de cuerpo y alma, de forma que la identidad no solo es psicológica sino también física. Y plantea enormes dilemas éticos, morales, filosóficos, religiosos, políticos y sociales. La iglesia no sale muy bien parada, pues nos encontramos con un sacerdote, el Padre Luc, que se opone a la práctica de las transferencias y a los transferidos, que confiesa a través de unos sistemas de confesión tecnológicos avanzados, pero que paradójicamente recibe donaciones de personas vinculadas al tráfico de cuerpos. La iglesia se opone a las transferencias pues le parece antinatural y en oposición a las leyes divinas. En un momento en que la ciencia lo puede todo, incluso alcanzar la inmortalidad se produce un renacimiento religioso en la sociedad. De ahí, de que la religión tome un tono político y enardezca a las masas a que un grupo de exaltados se tome sus postulados muy en serio y comiencen a hacer sus razzias hay apenas un paso, que es muy fácil cruzar. Como he dicho anteriormente vemos muchas escenas que nos recuerdan la persecución de minorías en los países totalitarios, a los que se considera culpables de todos los males. La persecución llega hasta el punto de marcalos a sangre y fuego con el símbolo griego de "omega". Pero junto a ello vemos como las clases acomodadas y las grandes corporaciones hacen sus negocios y se aprovechan de la "carne" que ponen a su disposición, como si de ganado o un vestido se tratase. ;¿me sentará bien?, olvidando que esa carne de cañón (hay escenas duras) son personas como ellos con sus vidas, sus seres queridos, sus recuerdos y sentimientos, etc.
La ciencia ficción es capaz de enfrentarnos a nuestros propios miedos, a nuestras pesadillas como personas y sociedades. Lo hemos podido ver en "El hombre en el Castillo" o en "El cuento de la criada". La delación puede llegar de tu propio hij@ como le pasa a nuestro protagonista, al final de la serie. La demagogia barata de políticos y predicadores religiosos, la manipulación de las masas, la corrupción como un mal consustancial de nuestras sociedades avanzadas, la falta de empatía, etc son algunas de las cuestiones que veremos reflejadas en los diferentes capítulos de esta serie que se hace corta y que pide a gritos una continuación. Nos encontramos pues ante una sorprendente producción francesa, muy bien realizada, con un plantel de actores que lo hace bastante bien en general, especialmente Sylvain o su novia o la niña que esconde en su cuerpo a un antiguo traficante de cuerpos que busca, a través de Sylvain-Florian, su particular venganza contra los actuales dueños del negocio del tráfico de cuerpos.
La ciencia ficción es capaz de enfrentarnos a nuestros propios miedos, a nuestras pesadillas como personas y sociedades. Lo hemos podido ver en "El hombre en el Castillo" o en "El cuento de la criada". La delación puede llegar de tu propio hij@ como le pasa a nuestro protagonista, al final de la serie. La demagogia barata de políticos y predicadores religiosos, la manipulación de las masas, la corrupción como un mal consustancial de nuestras sociedades avanzadas, la falta de empatía, etc son algunas de las cuestiones que veremos reflejadas en los diferentes capítulos de esta serie que se hace corta y que pide a gritos una continuación. Nos encontramos pues ante una sorprendente producción francesa, muy bien realizada, con un plantel de actores que lo hace bastante bien en general, especialmente Sylvain o su novia o la niña que esconde en su cuerpo a un antiguo traficante de cuerpos que busca, a través de Sylvain-Florian, su particular venganza contra los actuales dueños del negocio del tráfico de cuerpos.