Leí esta novela de fantasía a finales de los años 80, en la edición de Miraguano (Colección Futuropolis) con traducción de Francisco Arellano, toda una garantía de buen hacer. En esta novela, como en tantas otras de Moorcock, asistimos nuevamente a la eterna lucha entre el Bien y el Mal, el Orden y el Caos, aunque esta vez sus nombres sean Dios y Lucifer y no se oculten tras sugerentes nombres mitológicos o de fantasía heróica, como los del resto de su producción literaria centrada en el "multiverso". El escenario de la batalla: nuestro mundo en el siglo XV, una época plagada de guerras y enfermedades como la peste.
El capitán Ulrich Von Bek es el héroe protagonista de la novela. Bueno, de héroe tiene bien poco porque es un mercenario curtido en mil batallas y responsable de mil masacres en las que mató a mujeres, ancianos y niños. El es el perro de la guerra. Un día recala en la mansión de un extraño señor feudal que no es otro que Lucifer que le ofrece la posibilidad de librarse de la condenación eterna si acepta una misión. Su misión será la de recuperar el Santo Grial, antes de que lo hagan los descendientes del Rey Arturo y sus caballeros. Aparte de servirle a Lucifer para congraciarse con Dios, el Santo Grial sería un remedio para el Dolor del Mundo.
Multitud de aventuras en compañía del kazajo Sedenko jalonan las páginas de este libro hasta que el protagonista alcance su objetivo: una vulgar copa de barro pero que simboliza la Armonía del Hombre consigo mismo y con el universo. Otros personajes principales de la novela serán el filósofo ermitaño Groos y el sacerdote-soldado Kostherheim, capitán de las huestes infernales del duque Arioch que será uno de los principales antagonistas del capitán Von Beck. La novela me gustó. Me pareció muy buena, mejor que la media de las obras de su autor y alejada de los convencionalismos y clichés del género. Sin embargo creo que sigue siendo a pesar de su madurez y mayor fondo, una obra injustamente desconocida. Por supuesto, no falta ni la trama romántica (con su amada Sabrina), ni las aventuras típicas de las tramas de "espada y brujería", tiene de todo, pero a diferencia de la heroic-fantasy típica, la obra comentada está cargada de interesantes reflexiones filosóficas sobre de temas tan transcendentales como la naturaleza del hombre, la existencia de Dios y del Diablo, carentes de toda moraleja religiosa o moralista. Obra de lectura amena. Una muy interesante variante del multiverso moorcockiano.
Multitud de aventuras en compañía del kazajo Sedenko jalonan las páginas de este libro hasta que el protagonista alcance su objetivo: una vulgar copa de barro pero que simboliza la Armonía del Hombre consigo mismo y con el universo. Otros personajes principales de la novela serán el filósofo ermitaño Groos y el sacerdote-soldado Kostherheim, capitán de las huestes infernales del duque Arioch que será uno de los principales antagonistas del capitán Von Beck. La novela me gustó. Me pareció muy buena, mejor que la media de las obras de su autor y alejada de los convencionalismos y clichés del género. Sin embargo creo que sigue siendo a pesar de su madurez y mayor fondo, una obra injustamente desconocida. Por supuesto, no falta ni la trama romántica (con su amada Sabrina), ni las aventuras típicas de las tramas de "espada y brujería", tiene de todo, pero a diferencia de la heroic-fantasy típica, la obra comentada está cargada de interesantes reflexiones filosóficas sobre de temas tan transcendentales como la naturaleza del hombre, la existencia de Dios y del Diablo, carentes de toda moraleja religiosa o moralista. Obra de lectura amena. Una muy interesante variante del multiverso moorcockiano.
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