miércoles, 2 de diciembre de 2015

"The giver", una interesante distopía que no tuvo demasiado éxito en taquilla

Título: The Giver (El Dador). Director: Phillip Noyce. País: USA. Año: 2014. Género: ciencia-ficción. Interpretes: Brenton Thwaites (Jonas), Alexander Skarsgård,Katie Holmes, Meryl Streep, Taylor Swift, Jeff Bridges. Guion: Michael Mitnick; basado en la novela de Lois Lowry. Producción: Jeff Bridges, Neil Koenigsberg y Nikki Silver. Fotografía: Ross Emery. Diseño de producción: Ed Verreaux. Vestuario: Diana Cilliers.

Una nueva película distópica juvenil que sigue la estela de series como "Divergente" o "Los juegos del hambre". Sin embargo, a diferencia de aquellas y, pese a la presencia de algunas grandes estrellas, como Jeff Bridges o Meyl Streep, esta ha sido un rotundo fracaso comercial, a pesar de ser mejor, desde luego, que la conocida serie de las facciones "divergentes".  La película es la adaptación de la novela del mismo nombre que podríamos traducir como “El Dador” o "El que da", de Lois Lowry, ambientada en un mundo distópico regido por un Consejo de Ancianos al frente del cual está la jefe Elder (Meryl Streep) que pretenden a toda costa, después de una gran guerra, evitar cualquier signo de emoción o de violencia y en el que cada persona, al termino de su adolescencia, es elegida para realizar un cometido concreto. 


Así, nuestro joven protagonista, Jonas, se convierte en el Receptor de la Memoria, que es el que debe almacenar los recuerdos del pasado de la humanidad. Solo él y el Dador, interpretado por Jeff Bridges, tendrán el recuerdo de lo que fue. La película nos recuerda otras distopías o mundos utópicos de sociedad anestesiadas como el de "Un mundo feliz" de Aldous Huxley y su célebre  droga "soma", el "1984" de Orwell con ese Gran Hermano que todo lo vigila, el "Fahrenheit 451" o el de "Equilibrium" donde también se suprimían las emociones o sentimientos a base de un fármaco, o quemando los libros, y también "La fuga de Logan" de Michael Anderson, por su engaño a la población,  la hora de plantear el control de la natalidad o de ocultar la eutanasia (allí eran enviados "al carrusel", aquí son "liberados" para ser enviados a otro lugar). 

Estéticamente el director Philip Noyce, utiliza el blanco y negro para mostrarnos esa sociedad engañada y alienada, sin libertad, donde se oculta el asesinato que está institucionalizado, que se medica a diario para evitar las emociones y el dolor, pasando al color, cuando se nos muestran los recuerdos (buenos o malos) del mundo y la humanidad  y de su pasado,  pasando al color, cuando los personajes dejan de tomar el fármaco y empiezan a sentir y, finalmente, pasando al color, cuando son liberados los recuerdos de la humanidad por Jonas, al atravesar los límites del Enclave. La manipulación de la realidad llega, en esta película, hasta el ámbito de las palabras. Hay ciertos términos que  no son apropiados y quienes los utilizan son reconvenidos a "precisar" su lenguaje. El mundo que nos presentan es un mundo perfecto y en paz, donde todo el mundo es feliz, sin clases sociales (todos tienen su cometido) y donde viven en un entorno idílico  perfectamente cuidado. Todas las causas que generan odio, rencor o envidia han sido suprimidas. Sin embargo, esta sociedad que bloquea los sentimientos, las emociones, impide el desarrollo completo del ser humano, con todo lo bueno y lo malo que este trae consigo, capaz, como sabemos,  de las mayores heroicidades y de los peores crímenes o atrocidades.

"The giver" es una cinta bien dirigida y producida, con cierto ritmo, si bien se me antoja algo fallida, probablemente por algunas inconsistencias (la misma existencia de los dadores de recuerdos carece de fundamento en una sociedad, que tendría como uno de sus principales objetivos, olvidar el violento pasado) así como por un desarrollo un tanto esquemático y un final un poco flojo y excesivamente simplista. Las interpretaciones son bastante correctas, en su mayoría. Seguramente el fracaso de la película se deba a que ha querido ir algo más allá en su planteamiento intelectual de lo que fue la saga "Divergente", que no dejaba de ser un mero escapismo para adolescentes, un público éste consumista y hedonista que no está en su mayoría por pensar demasiado, y por plantearse dudas sobre cuestiones como  el del libre albedrío (la capacidad de elección), o el binomio libertad versus seguridad, entre otras. 


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