Siempre es agradable conocer la filmografía o las producciones audiovisuales de otras latitudes. Conozco a gente que se asombra cuando comento que he visto tal o cual serie o película coreana, japonesa o sueca pues la mayoría del personal está acostumbrada a consumir sobre todo productos americanos. Pues bien, en esta ocasión, Netflix nos ha servido un curioso producto de origen turco que he visto en una maratón hace unos días. Hasta ahora lo que nos estaba llegando de Turquía eran sus telenovelas que llevan camino de destronar a las latinoamericanas. Hakan el protector es una serie fantástica de diez episodios que se deja ver con facilidad.
Cuenta la leyenda que hace siglos cuando Mehmed el Conquistador llegó a Constantinopla este se encontró con unos seres inmortales cuyo objetivo era acabar con el mundo y la humanidad. Todos los grandes desastres, guerras y epidemias fueron obra suya. Para acabar con ellos era necesario combinar tres objetos: una camisa mágica que hace a su poseedor invulnerable a cualquier ataque, un anillo que detecta a los inmortales y un puñal, único arma que puede matarlos. Solo podría matarlos un protector.
En nuestros días nos encontramos con que el protector, el último de una estirpe de protectores, es Hakan, un joven corriente que sueña con montar su propio negocio con un amigo y cuyo modelo de éxito es el empresario local Faysal. Hakan vive con su padre adoptivo, dueño de un bazar. Todo cambia cuando una mujer acude al bazar de su padre buscando una camisa misteriosa por la que estaría dispuesta a pagar una gran cantidad de dinero. A partir de este momento veremos como Hakan descubre cual es su misión en la vida, ser el nuevo protector.
En este propósito se encontrará con la ayuda del doctor Kemal y su hija Zeynep. Los tres deberán encontrar al último inmortal y aunque durante la mayor parte de la serie creemos que el inmortal es el jefe de seguridad de Faysal, Mazhar, la realidad será bien distinta. Hakan se enamora de Leyla que trabaja como secretaria de Faysal, si bien Zeynep parece que siente también algo por el joven.
El final es totalmente abierto por lo que parece segura una segunda temporada. La serie sin ser nada del otro mundo cumple sobradamente con su misión de entretener, con el añadido, además, de poder disfrutar de unos pintorescos paisajes, la ciudad de Estambul, la antigua Constantinopla. Está correctamente rodada, con un sentido del ritmo más que aceptable. Y aunque se mueve por aguas demasiado conocidas, el previsible romance, la típica lucha de buenos y malos, estos últimos villanos con rasgos muy marcados desde el inicio, cayendo a menudo en el cliché, su colorido envoltorio y la manera de tejer la trama nos ha seducido. Tiene potencial. Veremos en el futuro.
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