martes, 13 de octubre de 2015

Final de la última temporada de "Continuum"

Esta semana se emitió el sexto y último capítulo de la cuarta y última temporada de "Continuum". La serie ha tenido demasiados altibajos como para considerarla poco más que un agradable entretenimiento. En esta última temporada asistimos, tras la activación de la baliza por parte de Kiera Cameron y Brad Tonkin,  a la llegada de unos hombres del futuro, correligionarios de Tonkin, unos soldados de una milicia del futuro, de un futuro alternativo y posterior al de nuestra protagonista Kiera Cameron. Estos soldados proceden de un futuro donde Kellog, el villano por excelencia de la serie, un villano, la verdad un tanto atípico, tiene un papel muy destacado si bien se encuentra gravemente enfermo y necesita de su versión actual para practicarse un trasplante de riñón. En realidad este comando del futuro, con una tecnología militar altamente desarrollada, (sus armaduras robóticas me recordaron las de algunos modernos videojuegos), tienen como objetivo principal preparar un portal para efectuar una invasión desde su tiempo al presente, (parece que su mundo está en guerra y no debe encontrarse en muy buen estado). Kiera duda entre su deseo de volver a su tiempo y ver a su hijo Sam,  o sacrificarlo todo por la misión principal que sería la de abortar la invasión. 

Al final y abortada la invasión Kiera utiliza el portal para volver a su tiempo, un tiempo alternativo diferente al del comienzo de la serie, que había estado protagonizado por el congreso corporativo, y donde le esperan unos segundos después de haberse ido desde el 2014, en el 2077 algunos viejos conocidos como Kagane, antiguo líder de Liber8 en la anterior línea o un avejentado Alec Sadler, que gracias al ejemplo y la lucha de Kiera cambió el futuro, un futuro mucho más benévolo que el corporativo original. Eso sí, el cambio se produce con un pequeño gran sacrificio de la propia Kiera que podrá ver, desde la distancia, pero no podrá reunirse con su hijo. El maquiavélico personaje de Kellog acaba, tras cruzar el portal, varado en un lugar de apariencia selvática, entre unos indigenas sin tecnología, donde no podrá hacer nada por cambiar el pasado y por lo tanto el futuro. De los militantes de Liber8 solo queda con vida la activista Jasmine Garza, dado que Travis Verta, el incombustible Travis, se sacrifica para salvaguardar el presente y a la Protectora, Kiera Cameron. Quien lo iba a decir al principio de la serie que los militantes de Liber8 parecieran al final, a pesar de su dureza y  sus crímenes anteriores, unos "bondadosos" militantes por la libertad. Y es que si revisamos algunos capítulos de la serie recordaremos que el viaje del grupo de Liber8 al presente asi como de Cameron no fue casual, fruto de una huida improvisada. Fue el Sadler corporativo el que les envió al pasado para intentar cambiar el futuro, ese futuro distópico que Sadler había contribuido decisivamente a crear. Sin embargo será finalmente Sadler el que influido por la lucha de Kiera el que cambié el futuro, por otro diferente, al que, al parecer estaba destinado a crear.

Como he comentado al principio, la serie comienza como un procedimental policíaco, con muchos tiros y acción, deriva en una interesante trama de viajes por el tiempo y acaba de manera un tanto precipitada, sin dar respuesta a un montón de interrogantes: el papel del Viajero, el futuro de Emily, etc. Lo mejor de la serie, en mi opinión, la segunda temporada y la primera parte de la tercera temporada. Con la cuarta temporada se ha pretendido darle un cierre más o menos digno, pero la sensación que queda es que se trata de una serie con aciertos parciales, con buenos momentos, pero con muchos capítulos de relleno en los que ha faltado  una línea argumental coherente. Daba la sensación de que se iba improvisando sobre la marcha, dando bandazos, y es que el rompecabezas de la serie ha dejado muchas piezas al azar, sin un encaje adecuado. La serie podía haber dado mucho más de si de lo que ha dado. En fin, habrá que decir, de todos modos, que bien esta lo que bien termina. Hasta otra y gracias, Kiera.