Espectacular película de acción y aventuras inspirada en la mitología clásica de Egipto que se deja ver, aunque, desde luego no sea una película que vaya a pasar a la historia del cine, ni muchísimo menos, ni por su trama, ni por sus interpretaciones. El engranaje chirría desde el primer momento por su desmesura. Pero es precisamente su desmesura visual hasta la hipérbole su principal baza y atractivo. Todo ello podría tener total justificación y hasta podía convertirse en un monumento al kitch más desaforado si no hubiese costado la friolera de 140 millones de dolares, lo cual se supone demandaría un mayor grado de exigencia a nivel técnico y artístico. A pesar de contar con semejante derroche de medios la historia es mínima: asistimos a la batalla entre el malvado dios Seth (Gerard Butler) y su sobrino, el dios Horus (Nikolaj Coster-Waldau) tras la muerte de su padre, Osiris, a mano de aquel. Seth arrebata, además la vista a Horus y le expulsa al exilio. Horus luchará por recobrar el trono y la vista con la ayuda de un mortal Bek, a quien ha prometido resucitar a su amada, si le ayuda. En esta disputa familiar también intervendrá el Dios Ra, padre de Seth y Osiris, que se enfrentará, sobre una especie de velero solar a una especie de deidad amorfa que lo destruye todo a su paso: el temible Apofis.



