domingo, 29 de octubre de 2017

Ghost wars, espectros enfurecidos en un un remoto pueblo de Alaska


"Ghost Wars" es uno de los estrenos más interesantes,  de esta temporada, de la cadena Syfy. Cuenta con Simon Barry ("Continuum", "Van Helsing") como principal creador o showrunner y está realizada por la misma productora que "Van Helsing", Nomadic Pictures. En esta serie nos trasladamos a un remoto pueblo de Alaska  que ha sido invadido por fuerzas paranormales. Al parecer desde que se produjo un movimiento sísmico de causas desconocidas, se han comenzado a ver espectros, fantasmas de personas fallecidas años atrás, espectros furiosos y vengativos que, en ocasiones, provocan que las personas enloquezcan y vean cosas que no existen, provocando su muerte. 

A primera vista podría parecer una serie más de Syfy, y ultimamente eso no significa nada bueno pero hay pequeños detalles en la serie que, de momento, la hacen merecedora de cierta atención. En primer lugar la ambientación, el paisaje, agreste, entre las montañas y el océano, provocan una tremenda sensación de aislamiento; algunas escenas y algunos hechos, como la imposibilidad de salir del pueblo,  me recordaron a la conocida serie francesa "The revenants". En segundo lugar cuando parece que la serie va a discurrir por un determinado camino, te sorprende pues cada capítulo te sitúa en una clave y trata el fenómeno con un tono diferente, el capítulo primero nos presenta los personajes entre los que destaca el reverendo Dan, interpretado por Vincent D´Onofrio, un cura con unos parroquianos cada vez más escasos, o el joven Roman Mercer (Avan Jogia), un joven solitario, mal visto por muchos de sus convecinos, con poderes psíquicos, que es capaz de ver y en ocasiones hablar con los muertos, especialmente con su amiga fallecida Maggie Rennie. Me gusta el ambiente irreal y sombrío que se respira en los dos primeros capítulos.

El segundo capítulo gira en torno a la llegada de  Billy Mcgrath, interpretado por Kim Coates, un antiguo pescador con un oscuro pasado y un secreto que le corroe, la muerte accidental de su hermano años atrás. El tercer episodio cambia de clave por completo y nos sumerge, de la mano de la doctora Landis Barker (Kandyse Mcclure), en una trama de ciencia ficción,  dentro   de las instalaciones del centro experimental Lambda, un centro donde, al parecer, se produjo una explosión en  un fallido experimento con un acelerador de partículas, que  provocó una ruptura interdimensional, que pudiera ser el origen de la proliferación de fenómenos paranormales. El cuarto episodio se centra fundamentalmente en la posesión del niño Marcus Moon, quizás, en mi opinión el más flojo de todos los episodios emitidos. Faltan por emitirse nueve capítulos más, pues la temporada cuenta con un total de 13. 

Resulta difícil calificar y clasificar la serie que podría tener un gran potencial, ya que posee diferentes facetas que podrían ser muy bien explotadas por alguien que desee salirse de los caminos convencionales y trillados del género: por un lado está su vertiente de terror psicológico o ficción sobrenatural que de momento huye del susto o terror fácil, por otro lado, su faceta de ciencia ficción o ficción especulativa, apenas, esbozada,  y por último la capacidad de explorar las relaciones personales entre los diferentes vecinos, -diferentes por sus distintas personalidades, pasado y circunstancias,- de un pueblo aislado del mundo exterior, en definitiva un buen cóctel de elementos que veremos si son aprovechados acertadamente por su equipo técnico y creativo.

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