sábado, 30 de noviembre de 2019

"Servant", una perturbadora serie de terror psicológico de Apple TV


Estrenada hace dos días por Apple TV, y de la mano del siempre sorprendente M. Night Shyamalan, que le da su toque maestro, -es director de dos episodios y productor ejecutivo-,  aunque la historia es de Tony Basgallop, esta serie se convierte en una muy interesante propuesta de terror psicológico, al estilo de la vieja escuela, hasta el punto de que me ha seducido y atrapado desde el minuto uno hasta el final del tercer capítulo que han puesto en emisión. Nos encontramos ante un joven matrimonio de clase alta, los Turner, ella reportera de televisión, él, un chef de éxito, que a duras penas esconden una terrible tragedia que ella no está dispuesta  a reconocer,  manteniendo una increíble farsa o ficción. A su casa llega una joven  niñera, reservada y tímida que se hará cargo del cuidado del pequeño. 

No quiero contar más para no destripar la historia, pero solo diré que el cliffhanger del primer capítulo no te lo esperas y te deja con el morro torcido, como diciendo y ahora ¿qué?. Me cuesta encontrarle fallos pues todo o casi todo me gusta: impecables interpretaciones del matrimonio interpretado por Lauren Ambrose y Toby Kebell y, por supuesto, de la niñera Nell Tiger Free, -en su inolvidable papel de Leanne Grayson-, y de Ruper Grint, hermano de la reportera, a los que acompaña una muy adecuada fotografía de Mike Gioulakis con matices ocres y oscuros,  primeros planos, planos, contraplanos, acompañados de  la también inquietante música de Trevor Gureckis. 

Es una historia que se cuece a fuego lento, que se desarrolla  casi en un único escenario, el hogar de los Turner,  y que no necesita sobresaltarnos a cada momento para meternos  el miedo, la inquietud, el desasosiego en el cuerpo. Hay tantos sentimientos que nos transmite esta serie que no se pueden resumir en esta apresurada crítica:  el miedo al dolor, al sufrimiento,  a la pérdida, la impostura, el terror a lo desconocido,  a lo que no tiene explicación, la líbido reprimida...y todo ello se hace sin alardes,  jugando con la atmósfera y aprovechando a la perfección la  duración limitada de cada capítulo, de media hora, que a la postre se revela como todo un acierto. 

Como en algunas películas de Shyamalan, los personajes viven atrapados en su propia historia, -quien no recuerda la comunidad de "El Bosque" o al protagonista de "El sexto Sentido"-. En cada capítulo se suceden los giros y las sorpresas: los pequeños accidentes caseros del marido, el desconocido origen de la niñera u otras muchas circunstancias que nos acercan a lo sobrenatural, aunque todo pueda tener al mismo tiempo una explicación racional, hasta lo más inverosímil. Es la habilidad en el  manejo de esa ambigüedad, de ese juego de espejos entre lo real y lo imaginario lo que nos mantiene pegado a la silla o al sofá. A menudo el terror cotidiano es el que más miedo nos da, porque es creíble y quiebra nuestra seguridad.

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