La trilogía tuvo una continuación en 1987-88 con "Los anales de los heechees" que no leí en su momento. En esta novela entran en contacto los terraqueos con los heechees para luchar contra la amenaza galáctica de los Asesinos, escondidos también en un agujero negro constituido por energía en vez de materia. Estos seres solo desean no ser molestados a la espera de de que el universo inicie un nuevo ciclo en el que predomine la energía en vez de la materia, situación a la que en cierto sentido caminan terrestres y heechees al almacenar sus mentes en soporte digital. La saga va decayendo a medida que nos introducimos en un nuevo volumen. Una situación que suele pasar cuando se alargan excesivamente las buenas ideas. No obstante, en 1990 editó su colección de relatos ambientados en el universo de "Pórtico", "Los exploradores de pórtico" y en 2004 la novela corta "El muchacho que viviría para siempre" ambientada en este msimo universo de los heechees. Frederik Pohl falleció a finales del año pasado, a los 93 años de edad. Pohl es, con todo merecimiento, uno de los grandes escritores y promotores de la ciencia ficción. Su producción se extiende a lo largo de más de 75 años, siendo el creador de algunas de de aquellas primeras revistas pulp de los años 40 y representante de casi la mitad de los escritores exitosos del género en el pasado siglo. De entre sus cinco matrimonios cabe recordar el realizado con la también escritora de ciencia ficción Judith Merrill. Como anecdota, cabe recordar también que en su juventud, con apenas 17 años, estuvo afiliado a las Juventudes Comunistas (1936), partido que abandonó en el año 1939 tras la decepción que le supuso el pacto de no agresión nazi-sovietico (más conocido como el pacto Ribbentrop-Molotov).
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