Apenas unos días antes del antepenúltimo capitulo de la serie y mucho más tarde de lo que en mí es habitual aquí les dejo la revisión del décimo capítulo de la quinta temporada. Iniciamos el capítulo con nuestro equipo Fringe en el laboratorio de Harvard revisando al pequeño observador. Descubren que no tiene ningún dispositivo insertado en su cerebro como el resto de observadores. El chico no reacciona a las preguntas de los integrantes del equipo. Peter le pregunta por Donald y Olivia le habla del pasado cuando le ayudó a a capturar aquel asesino en serie, sin resultado. Walter está a punto de perder los papeles. Propone entrar en su mente igual que hicieron con Septiembre. No le importa ponerle en coma: "Le pondremos una sonda electromagnética en la base del cráneo y le llenamos de serotonina, neurotonina y LSD", Pero es solo un niño, dice Astrid. Es una parte integrante de mi plan le contesta un iracundo Walter. Le vuelven a preguntar por Donald pero no consiguen nada. Olivia está perpleja: Solíamos tener una conexión empática. El solía sentir lo que yo quería y entonces me lo comunicaba. Ahora parece como si no pudiera.
En el Ministerio de Ciencia Nina Sharp recibe la llamada de Olivia pero es espiada por una "partidaria" que trabaja de secretaria junto a su despacho. Windmark acude al Ministerio e interroga a la citada partidaria para que le ayude, ya que han descubierto que el aparato de sublimación que utilizó nuestro equipo, en el séptimo episodio de esta temporada, salió de unas instalaciones dependientes del Ministerio de Ciencia. Los observadores utilizan una Unidad de Rastreo, modelo LQ7 (similar en cuanto a su función a la inventada por Peter en el capítulo 19 de la 1ª temporada) que les permite reproducir la conversación que había tenido lugar en esa estancia unas horas antes y en la que Olivia le hablaba a Nina del niño observador.