domingo, 12 de abril de 2015

"Un puente hacia Terabithia" o como no perder el sentido de la inocencia y la fantasía de ese niño que todos llevamos dentro

Título original: Bridge to the Terabithia. Director: Gabor Csupo. País: USA. Año: 2007. Duración: 94 min. Género: Aventuras, fantasía. Interpretes: Josh Hutcherson (Jess Aarons), AnnaSophia Robb (Leslie Burke), Zooey Deschanel (Srta. Edmunds), Robert Patrick (Jack Aarons), Bailee Madison (May Belle Aarons), Kate Butler (Nancy Aarons), Latham Gaines (Bill Burke), Judy McIntoch (Judy Burke), Lauren Clinton (Janice Avery), Devon Wood (Brenda Aarons). Guión: David Paterson y Jeff Stockwell; basado en el libro de Katherine Paterson. Producción: Hal Lieberman, Lauren Levine y David Paterson. Música: Aaron Zigman. Fotografía: Michael Chapman. Montaje: John Gilbert. Diseño de producción: Robert Gillies. Vestuario: Barbara Darragh. Estreno en USA: 16 Febrero 2006. Estreno en España: 2 Marzo 2007.

Hace unos días  emitieron por una cadena generalista esta película que yo había visto al poco tiempo de su estreno. La volví a ver y comprobé, con agrado, que no había envejecido, que conservaba ese encanto, esa magia que me cautivo la primera vez que la vi. Me recordó, en cierto sentido, un libro de Ursula K. Le Guin, "El lugar del comienzo", que leí hace unos años, comentado en este mismo blog, en el que unos jóvenes descubren, en un bosque, un espacio mágico donde hacer posible todas sus ilusiones o  ensoñaciones. Aquí nuestros protagonistas son dos niños, en el umbral de la adolescencia, que se conocen y que se convierten en verdaderas almas gemelas. Son dos seres sensibles, especiales, que no encajan en  su entorno escolar y que pretenden escapar a través del arma más poderosa, la imaginación,  de una realidad anodina y mediocre. Así, detrás de un  bosque vulgar descubren un maravilloso mundo escondido, Terabithia, donde ellos son los dueños y señores,  un  reino mágico, secreto  y misterioso, donde todo es posible: una cabaña se puede convertir en un castillo, una ardilla en un ardiogro, un piña en una granada, un árbol en un troll enorme, y en donde sobrevuelan, por el cielo, en su defensa unas libélulas guerrero contra unos horribles bichos y en donde vivirán fantásticas aventuras. 

Ese mundo de fantasía es, en cierto modo  un reflejo invertido, un reverso de su vida cotidiana,  con sus sueños, deseos,  miedos, amenazas, temores y  retos que, como en la vida, hay que superar, incluso, como en la película hay rios que cruzar o vadear. La trama de la película, a caballo entre dos mundos,  es un bello símbolo, una especie de metáfora de la propia vida. Pero es mucho más que eso, ese lugar imaginario es un refugio en el que esconderse o guarecerse de la prosaica vida que nos ha tocado vivir. La película tiene algo de iniciática, asistimos al aprendizaje vital de un niño que va tomando conciencia de muchas cosas, de la dureza de la vida, de la burla, de los celos, la amistad, el amor y de entre ellas, la más dura de todas, la existencia de la muerte que pone fin, de forma brusca, traumática, a esa hermosa relación de amistad con su amiga.

La película se deja ver muy bien: narra una historia sencilla, nada rebuscada, con un ritmo ágil, con unas interpretaciones muy naturales, frescas y espontáneas de sus jóvenes protagonistas, especialmente de la actriz que interpreta a una joven y  mentalmente madura Leslie. Al margen de Leslie, el otro punto de interés de Jess es su atractiva profesora de música. La película deja, en algunos momentos, un inconfundible sabor y olor a "Aquellos maravillosos años", aquella serie también iniciática, cargada de nostalgia y que nos retrotraía  a los años 60 y 70. La película, por temática, también podría recordarnos  a otra cinta juvenil:  "Mi chica" y puede orientarse tanto a un público juvenil que puede identificarse con los protagonistas como a todos aquellos que de la misma forma que el joven Jess  no podemos por menos que recordar que somos aquellos mismos niños (la infancia es la patria de los hombres), que estudiaban en la escuela, fueron amenazados, -en algún momento-,  por el matoncillo de turno,  jugaban en la calle, -tras hacer la tarea o en el recreo-, se enamoraron de la joven profesora o de la niña del pupitre de al lado,  aprendieron a soñar con un cuento o con un libro y más tarde,  aprendimos, como Jess, que la muerte es una gran putada que nos arrebata, a menudo, a nuestros seres queridos.



3 comentarios:

  1. Hola! Me pongo en contacto contigo porque llevo un blog sobre Fringe: allfringeblog.blogspot.com Estabamos trabajando en buscar las músicas que salen en Fringe para publicarlas y hemos visto que tu ya tienes el trabajo hecho (impresionante por cierto). Te importa que utilizemos tu lista de músicas para hacer nuestro post? Por supuesto pondríamos tu nombre como colaborador! Puedes seguirme en Twitter y hablamos por privado @allfringeblog GRACIAS!! :)

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