miércoles, 1 de abril de 2015

"El destino de Jupiter": la fregona de las estrellas


Título original: Jupiter ascending. Director: Andy Wachowski y Lana Wachowski. País: USA. Año: 2015. Duración: 127 min. Género: ciencia-ficción. Reparto: Channing Tatum (Caine), Mila Kunis (Júpiter Jones), Eddie Redmayne (Balem Abrasax), Sean Bean (Stinger), Douglas Booth (Titus), Gugu Mbatha-Raw (Famulus), Tuppence Middleton (Kaligue Abrasax), Charlotte Beaumont (Kiza), Maria Doyle Kennedy (Aleksa), Christina Cole (Gemma Chatterjee), Doona Bae. Guion: Andy Wachowski y Lana Wachowski. Producción: Andy Wachowski, Lana Wachowski y Grant Hill. Música: Michael Giacchino. Fotografía: John Toll. Montaje: Alexander Berner. Distribuidora: Warner Bros. Pictures International España. Estreno en España: 6 Febrero 2015. No recomendada para menores de 12 años. En cines 2D y 3D.

Nadie podrá negar a los hermanos Wachowski la originalidad de la mayor parte de sus propuestas fílmicas. La última creación, "El atlas de las nubes", extremadamente ambiciosa en sus planteamientos, dejó casi tantos seguidores como detractores. (ver crítica de dicha película en este mismo blog). A mi particularmente me encantó. Es un hecho  evidente que la  trilogía de   "Matrix" ha dejado una huella imperecedera en la cultura audiovisual contemporánea. Pero en el caso de "El Destino de Júpiter" nos encontramos ante  una megaproducción que, contrariamente a las cintas anteriores,  no sorprende, y es que  tiene demasiadas influencias como para parecer original, lo cual no debería ser un hecho  negativo si estuviese bien resuelta, pero lamentablemente no lo está. La película abruma por su espectacularidad pero deja una contradictoria sensación en el espectador: es visualmente muy atractiva pero la historia es tan  simple y tan ridícula que no te permite tomartela en serio. 

Podemos encuadrar la película dentro del género de la space opera, una space opera absolutamente psicotrónica, todo hay que decirlo, que me recordó a un montón de películas clásicas y actuales: entre ellas aquel "Flash Gordon" colorista y un tanto kitch de los años 80 o los épicos Thor de los últimos años, películas que se nutren a partes iguales del comic de Marvel , o de sus variantes niponas (el manga o anime), de grandes space opera literarios y fílmicos como Dune, de delirios visuales como los de "El Quinto Elemento", de cantidad de videojuegos y, como no, de la saga Star Wars, infinita fuente de inspiración e influencias. ¡Hay quien de más!. La película, además del componente space-operístico tiene otros ingredientes más propios de los cuentos epico-románticos que de otra cosa con un claro sabor, como ya he apuntado muy kitch o camp.

La historia, como he dicho, es muy simple. Jupiter Jones se gana la vida limpiando casas de gente adinerada, como si de  una especie de moderna Cenicienta se tratase.  No es consciente de su "cósmico" destino hasta que un cazador modificado genéticamente, -menudas orejas de elfo le han puesto-, llegue a la tierra y  la encuentre. Júpiter parece ser  heredera de una de las dinastías más poderosas del universo, la casa de Abrasax (homenaje a Dune) y deberá enfrentarse a los otros herederos de dicha casa en el control de la Tierra y de buena parte del Universo. Por cierto adivinen en que ciudad española se han basado para diseñar la futurista urbe que aparece en la fotografía anterior. ¿No caen?. Pues en Bilbao.


En la cinta todo es enorme y desmesurado, tanto el espectáculo como el tono, que no acaba de convencer ni en el plano narrativo, ni mucho menos en el de la interpretación, con actuaciones un tanto forzadas, histriónicas y exageradas de falsa tragedia clásica. La película se deja ver, sirve para pasar un un buen rato, tiene ritmo, es un espectáculo visual extraordinario (tanto en efectos como en el diseño de producción,) un espectáculo muy por encima de la media pero el guión, la historia hace aguas por todos los lados, no es creíble y los personajes son bastante planos, con unas interpretaciones que en el mejor de los casos no pasan de correctas. Probablemente los hermanos Wachowski hayan tenido que ceder ante la comercialidad del cine palomitero contemporáneo, simplificando un mundo probablemente mucho más rico, definido y mejor dibujado que el que se nos presenta, pero eso nunca lo sabremos. Asi que disfruten de los fuegos de artificios y olvidense de todo lo demás.



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