sábado, 4 de noviembre de 2017

Continúa la nostálgica aventura de "Strangers Things", que se supera a sí misma en esta segunda temporada



El pasado 27 de Octubre Netflix estrenaba la segunda temporada de la que fue una de las series revelación de la pasada temporada. Y lo ha vuelto a conseguir. Según datos de la consultora Nielsen la serie ha sido visionada en su cadena de streaming nada menos que por cerca de 16 millones de espectadores codeándose con las grandes series del panorama televisivo mundial. Independientemente de la calidad del producto, en mi opinión fuera de toda duda, "Strangers Things" lleva camino de convertirse en una serie de culto o, al menos, en uno de los grandes  títulos de referencia,  un verdadero fenómeno sociológico para millones de personas que  vivieron bien su infancia, su adolescencia o su primera juventud en los años 80, entre los que me encuentro (En esta década yo tenía entre 16 y 26 años). Evidentemente el factor nostálgico ha contribuido a engordar esas cifras de las audiencias aunque no estaría de más saber que opinan los "millenials" y generaciones posteriores sobre este producto televisivo. 

Había ciertas dudas o temores por comprobar si aquella magnífica primera temporada del pasado año tendría una adecuada continuación en esta segunda pero nuestros miedos se han despejado rápidamente al visionar, casi de un tirón,  sus nueve episodios. "Strangers things" mantiene todos aquellos elementos que la hicieron tan atractiva y tan adictiva y es capaz al mismo tiempo de crecer como ficción, como lo hacen sus jóvenes protagonistas, ampliando el mundo fantástico, el mundo del otro lado o el mundo del revés, una inquietante dimensión tenebrosa,  surgida  en torno al pueblo ficticio de Hawkins. Y lo hace sin caer en una burda repetición. Eso sí, la temporada es mucho más oscura y siniestra que la primera.  Tiene más acción, más terror, más monstruos, mejores efectos especiales y muchas más referencias cinéfilas que en la primera temporada. Analicemos con detalle diferentes aspectos de la serie. 

En primer lugar, repasemos la trama. La historia se retoma, un año después de los acontecimientos de la primera temporada que culminaron con la victoria de nuestros jóvenes amigos sobre los monstruos del otro lado, rescatando a Will y desapareciendo sorpresivamente, en ese postrer esfuerzo por salvar nuestro mundo,  Once (Eleven) o Ce, como la llamaban sus amigos.  Al final de la primera temporada veíamos, sin embargo, que el joven Will no había regresado solo: recordaréis que escupió una especie de babosa en el lavabo del baño, como indicio de que algo se había introducido junto a él en este mundo. Contrariamente a lo que podríamos pensar Once no ha desaparecido de nuestro mundo, logró zafarse del otro lado y tras un breve período de supervivencia en al aire libre fue recogida y ocultada en una cabaña por el sheriff Hopper. La convivencia no fue fácil entre ellos. El la quería proteger a toda costa, ella se llega a sentir casi secuestrada y protagoniza una larga huida que la conducirá a la gran ciudad, a conocer a su madre, que se encuentra  actualmente en estado catatónico, a causa de los electroshocks que le dieron en el centro de investigación Hawkins dirigido por el doctor Brenner. El viaje le llevará a descubrir otra chica, Ocho, que es como ella, aunque sus poderes los ha puesto al servicio de una banda de inadaptados situados al margen de la ley. Esta  última parte es, probablemente, la que resulta más forzada de toda la serie.

Mientras tanto, en el pueblo, en vísperas de celebrarse el primer aniversario de los luctuosos hechos narrados en la primera temporada, acecha  una nueva amenaza: Will ha sido el medio por el que se ha  filtrado a nuestro mundo un nuevo monstruo de otra dimensión, el monstruo Sombra, un ser gigantesco de apariencia tentacular que se ha apoderado de la mente de Bill y al que utiliza en cierto sentido como espía de los movimientos de sus enemigos humanos. En el terreno físico, lo más visible de esta siniestra presencia es la putrefacción de campos de cultivos de calabazas, una gigantesca e intrincada red de túneles laberínticos que horadan buena parte del terreno cercano al pueblo , creados por  unos terroríficos seres a caballo entre un reptil y una babosa y que Dustin denomina "demodogs", los perros del Demogorgon. A mi me recordaron a los perros o sabuesos de Tíndalos, unas criaturas extradimensionales creadas por Frank Belknap Long para los Mitos de Cthulhu. 

Son más abundantes las influencias e inspiraciones que hay en esta segunda temporada que las que  hubo en la primera. Sin ánimo de ser exhaustivos yo he detectado al menos las siguientes, algunas ya aparecían también en la primera: "Gremlins" (por la evolución de ese demodog al que Dustin llama Dart (por D´Artagnan) que empieza siendo una cariñosa mascota y que se convierte en un monstruo letal), "Los Cazafantasmas" (los chicos se disfrazan de ellos en la noche de Halloween), "Encuentros en la Tercera fase" (hay  fotogramas claramente inspirados en la película) y ET (también hay escenas que nos recuerdan el mítico título, por ejemplo la escena en la que  el sheriff Hooper   saca a Once, en la noche de Halloween, por las calles del pueblo vestida de fantasma, con una sabana como a ET, "Los goonies", "El exorcista" (hay imagenes de la posesión de Bill que nos remiten a esa célebre cinta), "Alien" (es inevitable pensar en esta cinta cuando nuestros protagonistas intentan huir por los pasillos del centro de los demodogs), "Indiana Jones", "Poltergeist" (la televisión ocupa un papel importante en el proceso de aprendizaje de Once y es capaz de sintonizar sus canales con la mente), "Terminator" (aparece anunciada en un spot de la televisión), "Posesión Infernal" (la cabaña del sheriff Hooper nos recuerda inevitablemente aquella cabaña), "Pesadilla en Elm Street" (el monstruo se filtra en los sueños de Bill, desde otra dimensión), "Halloween" (o alguna otra de slasher en los disfraces que asustan a Once en la noche de Halloween), "Jovenes Ocultos"  y "Cuenta Conmigo". 

Por supuesto y al igual que en la primera temporada se perciben las influencias de los mundos de Stephen King, H.P Lovecraft y los Mitos de Cthulhu, el universo de Dragones y Mazmorras, etc. Por no olvidarme de cantidad de detalles que nos recuerdan también aquella época: las recreativas con los famosos "pacman" y "matamarcianos", los primeros vídeo juegos (Dragon´s Lair), las primeras cámaras de vídeo, los primeros walkman y los voluminosos walkie-talkies. La banda musical es tan completa como la de la anterior temporada. En esta escucharemos piezas de Scorpions, Duran Duran, The Clash, Queen, Roy Orbison, Bon Jovi, Metallica, Police, Donna Summers o Olivia Newton John.

Once con sus increíbles poderes,  salvando su edad me recuerda a aquella Olivia Dunham de "Fringe" (en la primera era imposible no pensar en ella al ver el tanque de aislamiento en el que encerraban a Once para aumentar sus poderes) y que era capaz de interactuar,  con su poder del cortexiphan, como Once, entre las dimensiones o los universos. En esta temporada, a diferencia de la anterior, donde estaban muy equilibradas las tramas de los personajes infantiles, juveniles y adultos, y donde el grupo de niños como tal, era el principal protagonista de la serie, se ha  modificado el tiempo que se le dedica a unos u otros. 

El grupo de niños  no tiene tanto protagonismo como tal  como las vivencias por separado de Dustin, Lucas o Bill que en la primera, por razones obvias, tuvo escasa presencia, Mike tuvo mucho mayor protagonismo en la primera que en esta y Once se erige nuevamente como el principal pilar de la serie. Su personaje y ella crecen en cada capítulo y en cada temporada tanto física como en el plano interpretativo y y lo de crecer lo digo de forma literal. El crecimiento y cambio de los niños puede ser bien una oportunidad o un hándicap para la serie y quizás por ello no veo que "Strangers things" pueda tener más de tres o cuatro temporadas porque a este paso, por razones obvias, los niños dejarán pronto de serlo. Dustin y Lucas se tendrán que enfrentar esta vez, a nuevos retos personales como es el de su relación con las chicas. 

Aparecen nuevos personajes que no son muy bien aprovechados: Max, una joven pelirroja, una auténtica  crack de las recreativas, un personaje de gran interés o atracción tanto para Luca como para Dustin que podía haber dado mucho más de juego del que da, y su hermanastro Billy, un macarrilla de tres al cuarto al que dan ganas que se lo coman los demodogs. Resulta más interesante la presencia de Bob (Sean Austin), el Sam del Señor de los Anillos que fue, además, de niño uno de los jóvenes actores de  "Los Goonies", con un personaje simpático pero que desgraciadamente y a diferencia del anterior sí será pasto de los monstruitos. Dustin sigue dándonos momentos hilarantes y algunos otros enternecedores, como los del final de la temporada, de manera que en la serie veremos elementos de drama, terror y comedia. Por su parte la trama de los jóvenes se centra sobre todo en el viaje y relación amorosa de Jonathan Byers y Nancy Wheeler, mientras que en las tramas adultas lo más destacable es la nueva relación sentimental de Joyce Byers, madre de Will y Jonathan, con el mencionado Bob. 

La temporada finaliza con el triunfo de nuestros protagonistas sobre esta nueva amenaza interdimensional. Resulta clave, al igual que en la primera, la intervención de Once que es quien a la postre logra cerrar el portal en el subsuelo del centro experimental Hawkins. Pero como vemos en el último fotograma, y como no podía ser de otro modo,  el peligro sigue acechando, así es que esperaremos una tercera temporada para enfrentarnos  a la nueva amenaza. Se nos hará larga la espera.

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