Bien fuese por que la temática que toca no está siendo adecuadamente explotada: seres humanos del futuro ocupan los cuerpos de personas a punto de morir en el presente para evitar un futuro apocalíptico, bien sea porque mis expectativas eran otras y tal vez demasiado altas, -su creador, Brad Wright, estuvo detrás de Stargate lo que me parecía, a priori, un importante aval-, vamos, por la razones que sea, estas que he citado y otras muchas, el hecho es que esta serie me sigue decepcionando en esta segunda temporada como ya lo hizo a lo largo de la primera.
No es que me aburra pero no me apasiona, no es que sea mala pero el hecho es que no veo una línea argumental atractiva, absorbente ni siquiera clara, al margen de los pequeños acontecimientos que pueden vivir cada uno de nuestros protagonistas, Grant Maclaren, el agente especial del FBI, con su mujer; Marcy, la antiguamente joven discapacitada mental, con su cuidador; el universitario Trevor; la joven de color Carly, con sus problemas conyugales y el estudiante Philip, con sus problemas con las drogas. Si la primera temporada al menos tenía componentes de un thriller de acción, con cierto ritmo y tensión, en esta se ha difuminado bastante quedando en una extraña e insípida mezcolanza. Esta serie es para mi una firme candidata al abandono. Y ojo, como buen seriéfago que soy no es muy frecuente que esto me suceda pues siempre suelo encontrar algo positivo en los productos audiovisuales que visiono. 
Act 25-12-2017: terminó la segunda temporada con el equipo al descubierto frente a las autoridades y a sus seres más queridos que ahora los rechazan, al descubrir la sorprendente verdad. Ignoro que derroteros tomará la serie en una posible continuación. Una pena porque tiene un plantel con posibilidades de ser carismático pero fallan los guiones y una trama potente, poderosa que nos empuje a su visionado más allá de la inercia o la costumbre.
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