Dirección: Kike Maíllo. Países: España y Francia. Año: 2011. Duración: 94 min. Género: Ciencia-ficción, drama. Interpretes: Daniel Brühl (Álex), Claudia Vega (Eva), Marta Etura (Lana), Alberto Ammann(David), Lluís Homar. Guion: Sergi Belbel, Cristina Clemente, Martí Roca y Aintza Serra. Producción ejecutiva: Sergi Casamitjana, Aintza Serra y Lita Roig. Fotografía: Arnau Valls Colomer. Montaje: Elena Ruiz. Diseño de producción: Laia Colet. Vestuario: María Gil. Distribuidora: Paramount Pictures Spain. Estreno en España: 28 Octubre 2011.
Es una agradable sorpresa encontrarse con una película como ésta que incursiona en un terreno que hasta ahora parecia vedado al cine español, el de la ciencia ficción. La verdad, si en los últimos tiempos resultan cada vez más frecuentes las incursiones de nuestros jovenes valores patrios en los terrenos del terror ( tanto en producciones de nuestro país como otras internacionales) y ahi tenemos un buen ramillete de directores como Jaume Balaguero, Paco Plaza, Jaume Collet Serra, Juan Carlos Fresnadillo, Juan Antonio Bayona, etc hasta hora no podíamos hablar de una película española de ciencia ficción con resultados más que satisfactorios, como los de este filme.
La película nos cuenta el regreso a la ciudad de Santa Irene de Alex (Daniel Bruhl), un ingeniero que recibe el encargo de la Facultad de Robótica de crear un niño robot. El regreso supone para Alex el enfrentarse a algunos fantasmas del pasado como su relación con Lana (Marta Etura), que ha rehecho su vida y ahora es pareja de su hermano David (Alberto Amman) y el encuentro con la hija de estos, Eva, una simpática niña con la que desde el primer momento consigue tener una gran confianza y complicidad. Pero, y al margen de los fracasados intentos de crear ese pequeño robot, las cosas se complican y se precipitan porque nada es lo que parece.
Destacan por encima de las interpretaciones más o menos correctas del trio protagonista la estupenda interpretación de Luis Homar como robot-criado doméstico y la de la carismática niña Eva (Claudia Vega), una interpretación rica y adulta, llena de matices. En la película se quiebran alguna de las leyes de la Robótica de Asimov que recordamos dicen: 1ª ley: Un robot no puede causar daño a un ser humano ni, por omisión, permitir que un ser humano sufra daños. 2ª ley: Un robot debe obedecer las órdenes dadas por los seres humanos, salvo cuando tales órdenes entren en conflicto con la Primera Ley. 3ª ley: Un robot ha de proteger su existencia, siempre que dicha protección no entre en conflicto con la Primera o la Segunda Ley.
La película cuenta con una adecuada estética retrofuturista, escasos efectos especiales (los 4 millones de euros no dan para mucho más y a esta película, la verdad tampoco le hacen falta) y un magnífico diseño de producción que nos sumerge verdaderamente en ese mundo en el que los robots nos acompañan en la vida diaria. La película, excelente película de ciencia ficción, nos hace pensar sobre asuntos como que somos, que peso tienen en nosotros nuestros sentimientos y pasiones, nuestros miedos y pulsiones y que pasaría si lograsemos crear un robot tan humano como nosotros que llegase hasta el punto de romper esas inquebrantables leyes de la robótica. La película nos enlaza inevitablemente con otras que han tratado de una y otra forma el tema robótico bajo otras perspectivas como Inteligencia Artificial, Blade Runner y sus Nexus, El hombre bicentenario, Yo robot, y tantas otras.
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