Título: In time. Dirección y guion: Andrew Niccol. País: USA. Año: 2011. Duración: 109 min. Género: Acción,ciencia-ficción, thriller. Interpretes: Amanda Seyfried (Sylvia Weis), Justin Timberlake (Will Salas), Cillian Murphy (Raymond Leon), Olivia Wilde (Rachel), Alex Pettyfer (Fortis), Johnny Galecki (Borel), Vincent Kartheiser(Philippe Weis), Matt Bomer (Henry Hamilton), Yaya DaCosta (Greta). Producción: Marc Abraham, Eric Newman y Andrew Niccol. Música: Craig Armstrong. Fotografía: Roger Deakins. Montaje: Zach Staenberg. Diseño de producción: Alex McDowell. Estreno en USA: 28 Octubre 2011. Estreno en España: 2 Diciembre 2011.
Se agradece que, de vez en cuando, alguna de las películas de ciencia ficción y últimamente buena parte de las que se estrenan en la pantalla grande lo son, aporte una idea original que se salga del mero recurso efectista y la sepa llevar a buen puerto. Una gran parte sin embargo se quedan tan solo en un simple ejercicio de evasión que se regodea en la banalidad instranscendente de los efectos especiales. Por eso cuando uno empieza a ver esta película y se encuentra con un planteamiento tan prometedor no puede, por menos, que entusiasmarse y espera disfrutar de todo el metraje de la película y que al final le deje algún tipo de huella.
Nos encontramos en un mundo en el que se ha eliminado el envejecimiento. Al cumplir los 25 años, las personas dejan de envejecer pero solo les queda un año de vida. Transcurrido ese tiempo, mueren de un fulminante ataque cardiaco, el corazón se les para, a no ser que vayan ganando tiempo y rellenen sus relojes de vida que llevan impresos, como un reloj digital, en su brazo izquierdo. En este mundo distópico no hay dinero, el tiempo de vida ha sustituido al vil metal y sirve para pagar todas y cada una de las necesidades diarias: tomar un cafe, coger el autobús, etc. Los ricos pueden vivir cientos de años, mientras los pobres tienen que vivir día a día, pidiendo tiempo prestado.
Will Salas (Justin Timberlake) es un trabajador que vive con su madre de cincuenta años, Rachel (Olivia Wilde), en los guetos. Un día, se topan en un bar con un hombre llamado Hamilton que alardea de poseer más de un siglo en su reloj biológico. Will le ayuda a escapar indemne de un mafioso local y este le confiesa, en agradecimiento, que hay suficiente tiempo para todo el mundo pero que se ha guardado en unos infranqueables bancos de tiempo para que los ricos sean inmortales. Además, asi controlan la superpoblación mundial, subiendo a cada momento el coste de la vida y haciendo que la gente más pobre vaya muriendo. Las ciudades estan separadas por clases sociales, de manera que los pobres viven en guetos donde trabajan para ganar un poco de tiempo con que llegar al día siguiente. No se puede pasar de una zona a otra por la existencia de enormes peajes que hacen imposible que un pobre llegue hasta el barrio de los ricos. Hamilton le transfiere a Will el tiempo de vida que le quedaba y se suicida lanzandose al rio. Los policías del tiempo comienzan a perseguir a nuestro protagonista porque creen que él mató a Hamilton para robarle su tiempo.
Una de las escenas más emotivas en el inicio de al pelicula es la muerte de la madre del protagonista. No pudo tomar el autobús: acababa de subir la tarifa, y no pudo llegar a tiempo a la cita con su hijo, pues tuvo que ir andando y se le agotó el tiempo, la vida, muriendo en los brazos de su hijo. Will decide, entonces, vengarse. Con el tiempo prestado por Hamiltón acude al barrio de los ricos donde conoce a Phillipe Weis (Vincent Kartheiser) y a su hija de veintisiete años, Sylvia Weis (Amanda Seyfried). Will es capturado por el policia del tiempo Raymond Leon (Cillian Murphy) quien le confisca la mayor parte de su tiemppo. Will consigue huir llevándose como rehen a Sylvia. Pasan diversos avatares, Sylvia conocerá, por primera vez, que se siente al quedarse sin apenas tiempo de vida. La película sigue su curso con la persecución de Leon sobre Will y Sylvia, que pasa de secuestrada a profuga de la justicia. Como si de un Bonie & Clyde futurista se tratase comienzan a robar en los bancos del tiempo, distribuyendo este entre los pobres. Los ricos reaccionan aumentando el coste de la vida para mantener su estatus. Will y Sylvia roban una capsula de un millón de años del banco propiedad del padre de Sylvia. Al final de la película Leon muere al quedarse sin tiempo ante la profuga pareja y Sylvia está a punto también de fallecer, pero esta vez a diferencia de su madre, Will consigue salvarla. Repartido el tiempo ente los pobres, el sistema se va resquebrajando. La pareja protagonista, en un final abierto, promete seguir robando hasta derrocar al sistema.
Nos encontramos ante una película que promete mucho más de lo que al final ofrece. No es una mala película. Es entretenida, si, tiene un más que interesante argumento, pero hay fallos en la dirección de actores, en el desarrollo del propio guión, incluso y con excepciones en el casting, sobre todo de la coprotagonista, los protagonistas no están a la altura, no hay química entre ellos. De todo el elenco tan solo sobresale el buen trabajo de Cillian Murphy, que borda el papel de villano. El prometedor argumento que podría haberse convertido perfectamente en una parabola de los tiempos que nos ha tocado vivir, se diluye en una trama excesivamente previsible y banal cuando con un poco más de ambición el director, Andrew Nicol podría haber firmado una cinta memorable. Sus trabajos como guionista (El show de truman) o director (Gattaca) eran una buena credencial pues ambos fueron unos trabajos solventes y perdurables.
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