viernes, 28 de febrero de 2014

"Origen" o el material del que están hechos los sueños


Título original: Inception. Dirección y guión: Christopher Nolan. Países: Reino Unido. Año: 2010. Duración: 150 min. Género: Acción, ciencia-ficción,thriller. Interpretes: Leonardo DiCaprio (Cobb), Ken Watanabe (Saito),Joseph Gordon-Levitt (Arthur), Marion Cotillard (Mal), Ellen Page (Ariadne),Tom Hardy (Eames), Cillian Murphy (Robert Fischer), Tom Berenger (Browning), Michael Caine (Miles), Lukas Haas (Nash), Pete Postlethwaite (Maurice), Dileep Rao (Yusuf). Producción: Christopher Nolan y Emma Thomas. Música: Hans Zimmer. Fotografía: Wally Pfister. Montaje: Lee Smith. Diseño de producción: Guy Hendrix Dyas. Vestuario: Jeffrey Kurland. Distribuidora: Warner Bros. Pictures International España. Estreno en Reino Unido: 16 Julio 2010. Estreno en España: 6 Agosto 2010.
  
Dominic Cobb es un ladrón, pero no es un ladrón cualquiera, está especializado en robar o extraer los secretos más ocultos de sus victimas (casi siempre por encargo) cuando la mente  más desprotegida está, esto es cuando el sujeto está soñando. En esta ocasión no se trata de robar una idea a la victima sino de  introducirle  una, concretamente  al hijo de un poderoso empresario. Con semejante planteamiento nos introduciremos en una película muy densa y compleja en su sintaxis, en las que hay leer la película a diferentes niveles, los mismos o parecidos niveles a través de los cuales iremos descendiendo en la película, desde la realidad (¿y que es la realidad?) al sueño, y al sueño dentro del sueño, en una especie de vertiginosa espiral de circulos concéntricos, en un laberinto sin fin.

La realidad en el sueño se transforma y se moldea. Puedes morir en el sueño o estar a punto de hacerlo y hay que subir nivel tras nivel hasta la superficie, para volver a la realidad. Puedes ir por una avenida y de repente la avenida y los edificios  se elevan  y se pliegan sobre si mismos  en una perspectiva imposible. Además de seguir la trama principal descubriremos a un protagonista atormentado, duro en apariencia, el citado Dominic Cobb, muy bien interpretado por un cada vez mejor Leonardo Di Caprio,   marcado por la muerte de su esposa, una mujer que cayó en el más terrible de los delirios  al confundir el sueño con la realidad y que quiso  construir y refugiarse en un mundo onírico, solo para ellos, donde vivir su amor. Cobb vive preso de sus recuerdos, de su pasado, y desea acabar este último trabajo,  liberarse de un poderoso sentimiento de culpa que le atenaza y volver a ver a sus dos hijos. Fischer, otro de lo personajes principales, el hijo del importante magnate, es una persona atormentada, con problemas de autoestima, que nunca se sintió querido por su padre. 

Estas son las dos subtramas por las que circulan, al margen de la convencional trama de espionaje corporativo, los sentimientos más poderosos de la película: en primer lugar, el amor eterno de dos enamorados  en un mundo onírico sin normas ni limitaciones, que se convierte en refugio y carcel al mismo tiempo  y en segundo lugar el sentimiento de quien se espera más y mejor y no llega a la altura,  de ese que tan sólo demanda amor y comprensión, ser tomado como uno es, con sus defectos y limitaciones. La película está repleta de imagenes  hechas con el material de los sueños hasta el punto de que por momentos puede resultar dificil seguir una trama lógica, sin embargo y sorprendentemente hay una coherencia y perfecta imbricación entre los diferentes niveles y estratos del relato filmico, tanto del sueño como de la realidad. Hay que abrir por completo la mente y dejarse llevar, sin prejuicios, ni esquemas cerrados, porque sólo de este modo se podrá disfrutar de la película.

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