La acción transcurre en torno al año 1810, en Londres, con un viaje a Egipto y pequeños parántesis en 1983, 1802 y 1684. Un viejo hechicero en el siglo XIX y un viejo magnate en el siglo XX tratan de controlar y aprovechar unos agujeros en el espacio-tiempo, provocados por un hechizo desbocado. El protagonista es un quijotesco Brandon Doyle, profesor, estudioso y biografo de los poetas románticos. Doyle queda varado en 1810 sin que sus conocimientos históricos le reporten ventaja alguna. Es un perfecto antiheroe inmerso en una compleja trama de intrigas que sufrirá mil sucesos y aventuras extraordinariamente descritas. Se ve involucrado en una lucha entre diferentes facciones: una oscura secta de origen egipcio, bandas de mendigos de los barrios bajos de Londres y unos hombres procedentes de un tiempo que todavía no existe.
Es una obra maravillosa, en el sentido literal y ponderativo del término. Magía, ciencia ficción, fantasía, pero sobre todo un homenaje al Romanticismo. Tremendamente evocadora, sus páginas estan llenas de noches, oscuridad, sotanos, magia, runas, duendes, elementales, monstruos varios, viejos dioses egipcios, antorchas, tabernas, niebla, gitanos, barcazas, hielo, ladrones, mendigos, hermandades secretas, intrigas, raptos, suplantaciones, laudano, dobles, licantropos...Todas las obsesiones románticas desde Novalis a Dumas están presentes, combinadas con realistas retratos dickensinainos de la sociedad inglesa de la época. La novela tiene un ritmo tepidante con varias tramas que transcurren paralelamente como la de un hombre lobo que pretende perservar su identidad o un Lord Byron alternativo programado para matar al rey Jorge.
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